Beñat Antoñana,
Comunicación Audiovisual
Venir a Stoke-on-trent (Inglaterra) me ha enseñado a apreciar cosas a las que antes no prestaba mucha atención en España, pero también me ha demostrado que todo es cuestión de cómo uno se toma las cosas.
Parece que he vuelto a vivir en el siglo XVIII: hace frío en las habitaciones, las paredes están desconchadas y el agua caliente apenas funciona. Estas diferencias se aplican también a las calles de toda la ciudad, que están desiertas y llenas de basuras.
Podría dejarme llevar por las cosas que no me gustan y estar 5 meses llorando en mi habitación, pero dejaría de ver lo bueno que tengo delante. He conocido a gente majísima y he podido viajar a ciudades y parques cercanos que me han encantado.
Al final todo es dar para recibir. Ningún sitio es perfecto y soy el primero que se queja de muchas cosas en España, pero a partir de ahora seré capaz de ver con más claridad tanto sus ventajas como sus desventajas.
