No nos damos cuenta, pero nuestros viajes pueden dejar una importante huella allá por donde pasamos. En un viaje gastamos, consumimos y creamos desechos, tangibles o no. Es por esto que al viajar debemos replantearnos una serie de cosas.

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En primer lugar, el transporte. Volar es la manera más rápida de viajar, y en muchos desplazamientos a veces es el único medio de trasporte factible para alcanzar un destino. No obstante, a veces simplemente lo preferimos por ser el más cómodo sin tener en cuenta la repercusión que pueda tener en el medio ambiente. Se calcula que los aviones suponen el 3% del CO2 de la UE y que a este ritmo en unos años podrán alcanzar el 15%. Pero además del CO2 los aviones emiten otros gases de efecto invernadero que favorecen el oscurecimiento global y el cambio climático. Esto sin tener en cuenta la contaminación acústica.

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En segundo lugar, es esencial elegir un alojamiento eco-friendly, ya sea en un hostal o mediante plataformas de intercambio cultural o voluntariado. Esto también implica evitar destinos masificados, pues estos son los que enfrentan una gran problemática con el “turismo del todo incluido”. Plataformas de alojamiento como Air BnB han causado un aumento desmedido en el coste de la vivienda en sitios en los que opera, siendo esto perjudicial tanto para el visitante como para los locales.

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Por último, pero no menos importante, evitar utilizar objetos hechos a base de animal y apostar por lo eco-friendly. ​

 

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Social travel: ¿la solución ante el turismo de masas?

 

Social travel se refiere a la forma de viajar en la que los viajeros interactúan con otros de cualquier lugar del mundo para obtener información previa del destino, conectar con gente local y compartir momentos durante el viaje. Esta nueva dinámica ha sido potenciada por el consumo colaborativo: la idea de compartir bienes y servicios en vez de comprarlos.

 

Características del social travel:

 

• Protagonismo de los usuarios: Estos promueven acciones de colaboración e intercambio de información y servicios a través de redes sociales, foros y aplicaciones.

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• Consumo más responsable y aprovechamiento de los recursos: La posibilidad de relacionarnos con desconocidos en línea, sin importar el país donde vivan o nacionalidad y también la dichosa crisis económica, han minimizado la cultura del derroche. Hoy en día, y especialmente los jóvenes, somos más comedidos en los gastos y consideramos compartir alojamiento o un vehículo de alquiler para ajustar el presupuesto de unas vacaciones.

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• Dirigido a viajeros con mentalidad abierta: El tipo de usuario más receptivo al travel social es principalmente joven, de entre 18 a 30 años, familiarizado con Internet y las redes sociales y abierto a vivir experiencias diferentes  y conocer gente nueva.

 

En lo relacionado al transporte, empresas como ZipCar o BlablaCar ofrecen servicios innovadores donde los particulares pueden alquilar sus propios vehículos, incluso a desconocidos que viajan a un mismo lugar. Además del ahorro de costes, este tipo de empresas aportan valores y experiencias que difícilmente podríamos obtener viajando solos en avión o en autobús. Porque viajar, además de ahorrar y cuidar del ambiente, es fundamentalmente un intercambio cultural.

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¿Y tú? ¿Eres más de social travel o de normal travel? Para más información, te recomendamos este estudio sobre las redes sociales utilizadas para el turismo en España.